Esa hora mágica, donde ya es un poco difícil ver la realidad que nos rodea, pero la escaza luz que nos proporciona ese momento justo antes del amanecer y justo después del atardecer; los llamados crepúsculos.
No solo es una hora mágica por la luz que proporciona, sino que es también la puerta de la noche al día y viceversa, por esta razón muchas de las historias para no dormir del cine y la literatura, evocan justo este momento mágico y siniestro…
Momento que para el fotógrafo se transforma en «mágico» ya que es la hora de prepararse para la fiesta que nos proporciona la fotografía nocturna.